Spotify es una de las numerosas plataformas que surgieron con el objeto de reproducir y vender música. Merced a una atractiva campaña, una interfaz atractiva y sencilla y un buen catálogo inicial esta start-up sueca consiguió abrirse camino en numerosos países europeos.
Su modelo de negocio se basa, por una parte, en la venta de canciones que el usuario puede descargarse, la publicidad convencional entre canciones para usuarios gratuitos y el acceso premium. Por el momento disfruta de ser considerada la plataforma más completa y atractiva para escuchar tus canciones favoritas y organizarlas como mejor te pareciera, además de poder compartirlas directamente en redes sociales, como el caso de Facebook.
Los datos indican que, en todo el mundo, la plataforma tiene 10 millones de usuarios, siendo España el país con mayor número de cuentas, con cerca de cuatro millones. Una décima parte de los usuarios globales (alrededor de un millón) son usuarios premium.
Desde hace bastante tiempo (recuerdo haberlo escuchado a su consejero delegado en Ficod 2009) los suecos tienen entre ceja y ceja entrar en el mercado norteamericano. Y las barreras de entrada que se han encontrado para poder entrar (al margen de la competencia de iTunes, Pandora, etc), es el poderosísmo lobby de presión de la caduca industria de la música que teme, por un lado, que la gente escuche música sin adquirirla y, por otro, que su supuesta posición de fuerza sea amenazada por una empresa extranjera.
La consecuencia: los usuarios gratuitos de la plataforma se van a ver limitados a escuchar solo cinco veces cada tema (a la sexta, deberán de adquirirlo) y, por otra parte, se reduce a 10 horas mensuales el periodo por el que pueden disfrutar de su música, transcurridos los primeros seis meses de utilización de la plataforma.
Según informa CNET los cambios pueden producirse a lo largo de esta semana o, a lo más tardar, en Mayo. El objetivo es conseguir un mayor número de usuarios premium que puedan disponer de acceso ilimitado a sus contenidos, aunque la razón que subyace es la limitación que marca el mercado norteamericano.
En mi opinión, con tan solo 10 millones de usuarios en Europa, creo que los suecos tenían todavía mucho recorrido en un entorno más amigable y más posibilidades de crecimiento. Las cifras de usuarios premium (se calcula, por lo general, que un servicio premium con un 8% de afiliación es ya rentable) y los ingresos potenciales por publicidad deberían garantizar la viabilidad de un proyecto que, al menos en España, ha tenido amplia aceptación. Su planteamiento de crecimiento por calidad en vez de cantidad puede resultar todavía arriesgado de cara al mercado que tienen. Lo cierto es que la mayoría de las redes musicales han debido sucumbir a la oferta de servicios de pago para poder subsistir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario