Puede que suene extraño; puede que resulte poco acertado; puede que no haya un solo lector conforme, pero, a continuación, paso a enumerar algunas de las razones por las que considero detestable este periodo:
- La producción se ralentiza durante, prácticamente, un mes. Entre la tradicional ingeniería de calendario de primeros de diciembre y la falta de actitud para el resto del periodo, hasta casi mediados de enero no se recupera un ritmo de trabajo que pueda consierdarse "normal".
- Las calles se llenan de gente acomplejada sin complejo de hacer el ridículo con gorritos, cuernos de reno o diademas iluminadas.
- Las zonas céntricas y los grandes centros comerciales se llenan de familias enteras que van a pasar el día completo en ellos y lugo regresan al domicilio sin haber realizado una sola compra.
- Las empresas envían miles de cestas de navidad a gente que, en muchos casos, siquiera conocen.
- Los precios de los alimentos suben porque se supone que aumenta la demanda, como si el resto del año no comiéramos.
- ¿Por qué todo el mundo se desea felicidad si, cuando pasen estos días, te clavarán la puñalada trapera por la espalda?
- ¿Por qué hay que reunirse familiarmente en determinados días indicados en el calendario, recordando especialmente a quienes ya no están, en lugar de "disfrutar" de quienes están presentes?
- Si, según reza el refrán, "de grandes cenas están las tumbas llenas", ¿por qué nos empeñamos en atiborrarnos de alimentos y de alcohol la víspera de los dos días rojos del calendario?
Si nos ponemos a "tirar del hilo", es posible que surgieran muchas razones más, pero, al menos, que sirva como referencia y reflexión para el periodo que estamos viviendo. Además, por qué negarlo, deseaba introducir algún tema un poco más humorístico de cara a final de año, ya que tenemos tiempo por delante para seguir comentando los problemas y visicitudes de la vida diaria.
¿Dónde está el Grinch?
hahahahaha ...me he reído con tu artículo, aparte que has puesto un tono humorístico, lo que cuentas es verdad.
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