1 de febrero de 2008

LA CIUDADANÍA TRANSVERSAL

La nueva asignatura que la Ley de Educación refleja con “Educación para la Ciudadanía” recoge una serie de aspectos que no deberían formar parte de una asignatura curricular, sino que deberían estar recogidos como área transversal a lo largo de todo el periodo educativo. Sin embargo, existen una serie de factores que condicionan la presencia de esta nueva área en el currículo educativo español.

Es evidente que España está viviendo dentro de un sistema democrático consolidado. A pesar de los fracasos históricos que condujeron a enfrentamientos fratricidas y a tiranías disfrazadas de distintos ropajes. Muchas veces el olvido de la historia nos ha hecho volver a tropezar en la misma piedra una y otra vez. Ha pasado suficiente tiempo para que se produzca la necesaria revisión de nuestro pasado reciente, incidiendo en la pura realidad de los hechos y no en el necesario enmascaramiento con el que se cubrió para superar las diferencias que habían condenado a nuestro país al último periodo dictatorial.

Pero es conveniente que el sistema se regenere y se cimiente desde las esencias. Conocer su funcionamiento, los principios en los que se fundamenta y las necesarias reglas mínimas de convivencia deben ser recordadas y aprendidas si no queremos que sean malinterpretadas o, en el peor de los casos, olvidadas. Y el olvido siempre pasa factura; creo que, a estas alturas, ha quedado claro.

Pero lo que no ha quedado tan claro es la posibilidad de la malinterpretación. O, quizá, sí. Estamos asistiendo con preocupante asiduidad a la manipulación constante de los principios democráticos por parte de los sectores más reaccionarios e intransigentes del sistema. Están intentando utilizar todos los recursos que ofrece el sistema para tratar de restringirlo y castrarlo para que quede moldeado a su conveniencia, en la línea del pensamiento único que algunos antecesores intentaron, sin éxito, aplicarnos.

Es conveniente recordar que conceptos tan básicos como pluralidad, talante o respeto son la base de una convivencia en armonía, donde la diversidad enriquece y no supone ninguna amenaza. Y, si a nosotros los “mayores” se nos olvidan tan frecuentemente, no veo en absoluto impositivo que estos conceptos se muestren claramente a los jóvenes como pauta y modelo de convivencia. De ellos dependerá que se sigan aplicando o que se olviden. Y, en este país, llevamos históricamente demasiados olvidos.

Mirando un poco por encima los currículos de otros países, nos encontramos que la asignatura existe como tal en numerosos estados europeos y que, en todos, el tema forma parte de los contenidos transversales. Pero, aunque España fuera una excepción, entiendo que va a resultar muy positiva su implantación de cara a las generaciones futuras. Y es que la sombra del miedo es muy alargada.

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