23 de enero de 2008

EL TOBOGÁN FINANCIERO


Estamos asistiendo a unas jornadas frenéticas en el entorno macroeconómico y, también, en el microeconómico. Está por decidir cuál es el enfoque definitivo que se va a dar a esta gran turbulencia: frenazo, desaceleración, recesión …
El origen parece estar, por una parte, en la crisis que surgió el año pasado en EE UU y que tuvo su fuente en las hipotecas denominadas “sub-prime”, que originaron una seria desestabilización a los grandes bancos estadounidenses, además de que afluyó un conflicto de morosidad que provocó seria zozobra en las hipotecas menos consistentes. Por otro lado, la escalada del precio del petróleo, rozando los 100€ por barril cuando, hace un año, costaba justo la mitad, contribuye a la desestabilización de las economías de los países importadores.

A estos factores debemos unir la solidez del euro frente al dólar, lo que provoca que la divisa norteamericana se encuentre en situación de clara debilidad frente a la europea.

Y, finalmente, la situación financiera norteamericana lleva más de seis meses anunciando un estancamiento de las inversiones y un claro descenso del PIB, lo que conduce a una situación de desaceleración económica, portal que abre camino hacia una potencial recesión en el país económicamente más fuerte del mundo.

Las alarmas saltaron finalmente el pasado lunes 21, con unas históricas bajadas en las bolsas europeas y asiáticas. El mercado neoyorquino no las sufrió debido a que era jornada no activa, lo que provocó que el pánico se adueñara de todos los parqués mundiales y el desplome fuera irreversible, ya que no se pudo producir ninguna reacción desde Nueva York.

La reacción saltó el martes a primera hora de la mañana en EE UU, cuando, por sorpresa, sin previo anuncio, la Reserva Federal norteamericana decidió reducir el tipo de interés en tres cuartos de punto, una reducción histórica, tanto por el modo como por la intensidad. La decisión sirvió para que la Bolsa de Nueva York no se desplomara en su primera jornada de la semana siguiendo la inercia de Europa y Asia y que las pérdidas fueran mínimas, en una jornada donde las ventas, no obstante, superaron a las compras.

Sorprende el llamamiento a la calma del Ministro de Economía español en plena turbulencia, así como la declaración del Presidente del Gobierno de la firmeza económica del estado ante la marejada financiera. Bien es cierto que, por un lado, ningún otro representante económico de la Unión Europea realizó declaraciones explosivas y, por otra parte, el desplome bursátil, si bien fue impactante (perder todo lo ganado durante 2007 en una sola jornada ES importante), tampoco debió afectar a los pequeños inversores, sino a los grandes, es decir, a quienes llevan muchos años recogiendo beneficios a final de ejercicio.

Está claro que, aun cuando España se encuentra lo suficientemente fuerte como para hacer frente a esta situación, sería aconsejable alguna declaración pública de los representantes oficiales que explicara cómo se está haciendo frente a la crisis y cuál es el posible impacto (más grande o más pequeño) que puede tener sobre la economía global y, sobre todo, sobre la doméstica.

Por otra parte da pena escuchar a portavoces del partido de la oposición tratando de sembrar el desconcierto con declaraciones crispantes pero carentes de contenido. Y el gran “fichaje” para temas económicos, sin decir una palabra. ¿No es éste un momento en el que podría demostrar su capacidad en afrontar una crisis?
“Virgencita, virgencita ….”

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