21 de marzo de 2011

La prensa online se está haciendo de pago

Hace ya varios años que vengo hablando en mis conferencias y cursos de la insostenibilidad del actual modelo de negocio de los medios de comunicación en la red. Y vengo señalando que 2011 va a ser el año en el que las cosas van a cambiar.
Hace seis o siete años fueron muchas las cabeceras que se hicieron de pago en un momento en el que la tecnología y la cultura del usuario no estaban preparados para ello. Esto devino en el fracaso del modelo y el retorno a la política de café para todos.
El periódico británico The Times fue uno de los primeros medios generalistas que adoptó la fórmula de la suscripción para continuar accediendo a sus contenidos. Desde junio del año pasado el diario del grupo de Rupert Murdoch solo descubre su portada y, para poder entrar en el resto de páginas, es preciso comprar un mínimo de 24 horas de acceso. Me sonreí cuando en noviembre del año pasado los especialistas en comunicación pretendieron hacernos creer que estaba fracasando porque la web del diario londinense había sufrido un descenso de visitas del 88%. Yo percibí, por el contrario, la botella medio llena. Se habían quitado de encima el 88% de visitantes que no generaban ingresos y el 12% les ofrecían una rentabilidad cinco mil veces mayor que la que podían obtener por el cliqueo de banners. 
Hoy en día la edición digital de The Times no solo es rentable sino que está sirviendo de referencia para las decisiones que se están tomando en muchos lugares del mundo para el cambio de modelo de negocio que precisa la prensa escrita

El modelo de suscripción exclusiva por periodos de tiempo con pleno acceso a todos los contenidos es solo uno de los tipos a los que van a optar. Pero no es el único. A partir de abril de este año otra gran cabecera mundial, The New York Times, también va a precisar pago. Pero el modelo que va a seguir el gran periódico norteamericano va a ser diferente, ya que los 20 primeros artículos leídos mensualmente serán de acceso libre y, a partir, del 21, se podrá optar por diferentes fórmulas. Este modelo ya lo aplican otros medios, como es el Financial Times (210.000 suscriptores online frente a los 400.000 de la edición de papel).  Estamos entrando en un proceso en el que se comienza a valorar más la implicación del usuario que el número global de visitas. El usuario implicado genera negocio; el visitante solo supone gasto. El cambio en la mentalidad del usuario va a ser grande, pero necesario. En poco tiempo se valorará más el contenido premium que el gratuito aunque, inicialmente, nos pueda sorprender esta actitud.
¿Y en España? El primer intento ya lo está haciendo el grupo Unidad Editorial con el proyecto Orbyt. Una plataforma en la que los usuarios pueden acceder a las diferentes publicaciones del grupo. En estos momentos no solo está cubriendo ya gastos con el número de suscriptores, sino que está comenzando a ser rentable (incluso bastante antes de lo que habían previsto sus impulsores).
Las grandes cabeceras de casi todos los diarios ya están cerrando la definición de sus modelos de negocio en la red y las impulsarán a lo largo del año. El reto que llevo años ofreciendo en mis intervenciones públicas de que en diciembre de 2011 solo accederemos a los medios a los que nos suscribamos parece que va tomando forma. Pero tampoco me considero un visionario; simplemente es la constatación de que el modelo tenía que tomar ese camino. Aunque no todos lo van a ver así; de hecho me sorprendió cuando, el último congreso de periodismo digital de Huesca, un director de periódico quiso deslegitimar los medios de comunicación online indicando que la web de su medio generaba 3.000 euros al mes. Con una visión tradicional y monlítica, me parece, incluso, excesiva la cantidad. Pero el negocio no está en los banners, que son una reminiscencia del pasado analógico.
Volveremos, aunque sea desde la virtualidad, a lo que hacíamos en los quioscos físicos no hace tantos años: acceder a las portadas de todos los periódicos y al contenido del que nos comprábamos. Y no lo considero un atentado a la libertad de información en la red, sino una forma de superviviencia de un negocio que, en su estructura tradicional del papel, es cada vez menos rentable. Y, no por eso, dejaremos de añorar el tiempo en el que pudimos disfrutar de todos los contenidos en abierto y gratis. Nuestros nietos no se lo creerán.
Esto enlaza con otro de los vaticinios que suelo hacer público, aun cuando existe un alto grado de excepticismo sobre el mismo: pagaremos más por contenido y menos por el acceso. Ya lo hablaremos.

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