De nuevo la OCDE vuelve a plantearnos los mismos problemas que acechaban hace tres años al sistema educativo español. Y eso que se dijo que muchos centros se habían preparado para sacar buena nota en el Informe PISA. Seguimos muy por debajo de la media en casi todos los ámbitos, particularmente en lo relativo a comprensión lectora.
El problema no es nuevo. Este blog ya trató este tema en las entradas La asignatura pendiente de la educación, de 27 de octubre de 2007 y el 2 de diciembre del mismo año, en la entrada Seguimos suspendiendo.
De nuevo debemos partir de la base, educar en la reflexión y no en la memorización. Pero para eso hay que comenzar por los docentes ya que son quienes deben formar en ese tipo de valores. El sistema educativo español continúa sin se fomentar para nada el trabajo en equipo y solo se prima el resultado de pruebas de memoria, según el cual un niño es bueno o malo, de acuerdo a los parámetros que establecen. Reflexionar, pensar, revisar, colaborar son términos que no se plantean en la educación española.
La LOE, menos ambiciosa que la LOGSE, sigue cometiendo el mismo error de su precedesora: una ley estupenda que es imposible de poner en práctica. Falta formación docente y falta preparación. Aunque la generalización acarrea injusticia, pienso que hay un exceso de centros concertados y privados, que hacen de su capa un sayo y anteponen la formación ideológica a cualquier otra innovación. Y los centros públicos, sobre todo en Secundaria, están llenos de funcionarios amargados cuya mayor preocupación es que les den buenos horarios y obtener puntos para acercarse al instituto más cercano a su casa.
En el sistema educativo español se sigue primando la memoria, no la agilidad mental ni la capacidad de debatir. Siguen sin aprender cosas tan esenciales como hablar en público, trabajar en equipo, investigar para adquirir conocimiento, etc. El ejemplo más claro sigue siendo el idioma; la gente sigue saliendo con 18 años siendo incapaz de utilizarlo. Eso sí, ahora tienen hasta dos y tres idiomas en los centros. Pero siguen sin saber emplearlos.
En el sistema educativo español se sigue primando la memoria, no la agilidad mental ni la capacidad de debatir. Siguen sin aprender cosas tan esenciales como hablar en público, trabajar en equipo, investigar para adquirir conocimiento, etc. El ejemplo más claro sigue siendo el idioma; la gente sigue saliendo con 18 años siendo incapaz de utilizarlo. Eso sí, ahora tienen hasta dos y tres idiomas en los centros. Pero siguen sin saber emplearlos.
El profesorado español sigue siendo de los mejor pagados, pero en países como Finlandia (que repite liderazgo en el ranking), no se reduce a una paga. Todos los docentes han de demostrar su capacidad para enseñar y adquirirla en formaciones de posgrado (no en el formato edulcorado que están implantando aquí) y demostrarlo con formación continua a lo largo de toda su carrera profesional. El respeto y la reputación que tienen allí ganada se obtiene con trabajo y no con leyes (aunque a Esperanza Aguirre le chirríe en los oídos). Los profesores deben trabajar juntos dentro del mismo centro y no solo verse en las breves e inútiles reuniones de evaluación, que solo sirven para dar al tutor los listados de las notas del periodo.
El sistema evaluativo español es simplemente trágico. Los alumnos son clasificados por sus resultados en pruebas memorísticas y terminan estigmatizados desde las edades más tempranas. Pese a que repetir curso es el sinónimo de castigo por "ser malo" el número de repetidores de 15 años está en un 36%. En Finlandia es del 5%. Los países latinos tenemos una base cultural muy influida por el catolicismo y la idea del bien y el mal. Es más cómodo aprobar a los buenos y suspender a los malos que personalizar la educación.
La iniciativa debería partir de la élite política, pero ésta está ocupada en preservar valores menos útiles y más rancios. Tanto quienes defienden sistemas educativos basados en principios lingüísticos nacionalistas como quienes desean primar la presencia de centros privados (o camufladamente concertados) dependientes de instituciones católicas, no son capaces de tener miras más altas y comprender el daño que se está haciendo a las generaciones venideras. No hace tanto daño tener 17 sistemas educativos diferentes como el alto componente ideológico que se instruye en muchas zonas y en bastantes centros.
Así no se va a ningún sitio. Y esto no se arregla con más dinero (como ya se han apresurado a vociferar algunos). Se requiere un cambio de mentalidad y un cambio profundo en las dinámicas de enseñanza. Nos estamos jugando nuestro futuro, el de nuestros hijos y el de las generaciones futuras. Y no una posición en un ranking.
Enlaces:
Resumen ejecutivo del informe (inglés)
Base de datos de PISA
Foros de discusión (ingles)
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Base de datos de PISA
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