29 de septiembre de 2008

LA CRISIS DE LOS RICOS

El sistema financiero mundial lleva más de un año en una profunda crisis fruto de la alegría con la que los bancos de inversión y de crédito han estado jugando con fuegos artificiales y con capitales que no tenían, pero que les servían para poder enriquecerse más y seguir con el juego. Mientras tanto el ciudadano de a pie seguía asistiendo atónito a una inexplicable escalada de precios que solo era mantenida por la psicosis consumista a la que nos habían lanzado.

De repente, los chinos, que los veíamos únicamente como una fuente de producción final interminable y muy barata, comienzan a querer comer mejor y a necesitar más materias primas para seguir produciendo. Quienes hasta ahora solo eran percibidos como un origen de producción, ahora se suben al carro del consumo y resulta que también quiere mejorar su nivel de vida, aspecto lógico, por otra parte.

Los gestores financieros, ahogados en su avaricia, han generado una convulsión en los mercados de todo el mundo y, como consecuencia, en los bolsillos y en los trabajos de todos los demás. Y ahí radica el problema. Nos hemos visto sumidos en una crisis generada por los manipuladores de fondos y estamos sufriendo los efectos de una gestión mal llevada y mal resuelta.

Y las soluciones que se están adoptando parecen más ciegas que quienes los provocaron. No se entiende que la Reserva Federal norteamericana adquiera todas las deudas de las entidades mal gestionadas y que, a cambio, no se exija una contraprestación para con el Estado. Esa misma política fue la que llevó a Japón a una década de crisis durante los 90 y de la cual todavía está tratando de levantarse. Desde la Casa Blanca se anuncia que la intervención es menos dolorosa que una nueva bajada de tipos de interés o que sea el propio mercado el que se regule. Pero, a cambio, no parece que el Estado norteamericano vaya a percibir contraprestación alguna. Los ejemplos de países del norte de Europa nos demuestran que una utilización racional de esos fondos por parte del Estado y una privatización de los mismos cuando el capital vuelve a circular acortan la crisis en casi 6 años.

Mientras tanto, ¿qué pasa en países que también han sufrido de rebote el estallido de la burbuja inmobiliaria y se ha ralentizado el consumo? Pues las soluciones que se ofrecen no son demasiado alentadoras. Si bien la economía española (sí, de esa estamos hablando ahora) ha podido resistir mejor que otras del entorno el embate de la crisis, dudo mucho que pueda mantener durante mucho más tiempo la imagen. Es el momento de los hechos y es el momento de las medidas. Que un PIB negativo no debe ser sinónimo de catástrofe, pero no debemos olvidar que somos uno de los países menos competitivos de Europa y que las decisiones del Banco Central Europeo no se toman con la imagen de España como referencia, por lo que el margen de maniobra comunitario es mínimo. Sin embargo se debe fomentar una política de protección del empleo y se debe cuidar a las entidades financieras, pues han sido ejemplo de moderación dentro de esta espiral paranoica en que han vivido sus homólogas de otros países. Ante todo, una política social y laboral que estabilice y genere empleo debe ser la clave presupuestaria para los próximos años. Y la lucha por la competitividad. Debemos ser una economía más competitiva y menos “funcionarial”. Se deben primar las iniciativas y favorecer el área menos respetada de la empresa: el I+D+i. Veremos lo que nos dejan.

15 de septiembre de 2008

TERMINÓ LA GRAN FIESTA DEL AGUA



ExpoZaragoza 2008 echó brillantemente su telón el pasado domingo de manera oficial y definitiva. Fueron 93 días en los que los pabellones se llenaron de público y más de cinco millones y medio de personas pudimos valorar los esfuerzos que se realizan en muchos países por aprovechar de manera razonable un bien tan escaso y de concienciarnos de la necesidad de utilizar un elemento tan esencial para la superviviencia del planeta.

Aunque la Tierra está compuesta en sus tres cuartas partes por agua, solo un 2% de la misma es agua dulce. De ella, la mayor parte se concentra en los casquetes polares y solo una mínima parte es potable para el ser humano. Desgraciadamente el factor humano está contribuyendo de manera decisiva en la rápida degeneración de la misma y el cambio climático que estamos provocando puede acabar con esas reservas de agua dulce, imprescindibles para el mantenimiento de la biodiversidad y del propio ser humano. 

Los pabellones temáticos nos ayudaron a concienciarnos de que no es un problema de otros, sino que lo es de todos y todos debemos contribuir, en nuestra pequeña o gran medida, a una utilización racional del agua en nuestra vida diaria. Sin ánimo catastrofista se nos trataba de hacer ver la necesidad de utilizar el agua si despilfarros, utilizando la que debemos, sin excedernos en su uso.

Los pabellones nacionales describieron, conforme a su cultura y tradiciones, los usos del agua en sus distintos territorios. A los espectaculares y abarrotados pabellones de Japón, Kuwait o Alemania es de justicia reseñar, por su atractivo visual, los de Dinamarca, Argelia, Francia y Aragón. Pero cualquiera de los casi 100 países expositores merecía ser visitado.

Que los tres meses de "fiesta del agua" sigan en quienes los hemos disfrutado, aprovechando la lección recibida. Más de cinco millones y medio de personas hemos aprendido que el agua es un recurso limitado y que debemos tratarlo con el mimo y el cuidado que merece. He querido esperar a que se cerrase el telón para comentar mis impresiones de la misma; siempre hay quien podría pensar en que habríamos estado haciendo proselitismo. Y nada más lejos de la realidad.

Y llegará, llegará, llegará la tormenta que anuncia el cielo.

8 de septiembre de 2008

LA JORNADA ESCOLAR

Mientras los alumnos de Primaria y Secundaria de casi toda Europa llevan ya algunas semanas asistiendo a su nuevo curso escolar, España, modelo según el Informe PISA de lo que no hay que hacer, se despereza a lo largo de esta semana y la próxima.

Mientras los calendarios escolares de la mayoría de los países líderes y referencia en dicho Informe PISA, como lo fue ahora hace un año el de la consultora McKinsey que ya comenté en este blog, son realizados en base a las necesidades, expectativas y renidmiento de los alumnos, en España, sindicatos, patronal de centros privados y concertados y Asociaciones de padres se enzarzan en una absurda discusión dialéctica sobre la conveniencia de un tipo de horario o de otro.

Desde hace mucho tiempo, el calendario escolar español se basa en la acomodación del profesorado. No es una jornada que piense en absoluto en los padres y, mucho menos, en el alumnado. 

La discusión, al menos así lo entiendo, no debería centrarse en si los centros deben hacer jornada partida o jornada continua sino en analizar las curvas de rendimiento de los alumnos y establecerse la jornada y el calendario en función de dicho rendimiento. En la mayoría de los países referentes en el tema educativo los alumnos suelen tener ciclos de 7 u 8 semanas, manteniendo alrededor de una semana de descanso en cada trimestre, al margen de las tradicionales festividades cristianas que jalonan el calendario occidental. ¿En qué se traduce esto? Fundamentalmente en un beneficio en el rendimiento del alumno que, cierto es, disfruta de casi un mes menos de vacaciones en verano (normalmente julio y agosto) que sus "colegas" españoles, pero, sin emplear más horas en la formación, ésta se imparte de una manera más organizada y basada en la curva de rendimiento del alumno.

¿Que esto choca con la conciliación familiar y laboral? No parece que lo haga más que ahora. Si este calendario puede afectar a la organización familiar no parece que lo vaya a hacer menos el interés sindical de la jornada continua, salvo que los padres ocupen su tiempo laboral en la función pública. Y un calendario más alargado en el tiempo, pero con "pausas" durante los trimestres mejoraría el rendimiento escolar. Claro que, en este caso, tendríamos a los docentes y sus sindicatos de morros porque les acortaban las vacaciones de verano en casi un mes y tendrían una semana blanca (que no debería significar que no debieran asistir al centro a trabajar), en cada trimestre. Deberíamos acordar, como propone la CEAPA (Confederación Española de Padres de Alumnos), que la jornada laboral del docente debe desligarse del calendario y del horario lectivo del alumno.

Y luego ya veríamos si interesa más la jornada continua o la partida; que los centros desarrollen actividades extraescolares o que éstas sean gestionadas por otras instituciones; etc.

Este artículo coincide en el tiempo con el publicado hoy 8 de septiembre de 2008 por el periódico EL PAÍS en el que, de manera muy bien documentada, se comenta la disputa entre los distintos estamentos (padres y sindicatos, fundamentalmente), sobre la conveniencia o no de la jornada continua en los centros escolares, bajo el título ¿De quién es la jornada escolar? Quizá una forma de ver el tema desde otro prisma; cambiar las formas sin llegar al fondo.
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