11 de marzo de 2008

LA IZQUIERDA NECESARIA


Las recientes elecciones generales en España han ratificado el perfil de centro-izquierda de la mayoría del electorado, otorgando la confianza al partido que ha estado rigiendo los destinos del estado durante los pasados cuatro años. El perfil de la derecha está perfectamente definido en el partido mayoritario de la oposición. Es poco probable que intenten iniciar un nuevo “viaje al centro” cuando la mayoría de los referentes de dicho partido se definen en posiciones muy conservadoras, excesivas en algún caso, pese a lo que puedan manifestar de palabra. Probablemente volvería a convertirse en otro “viaje a ninguna parte”, al cual se están comenzando peligrosamente a acostumbrar.

Pero la verdadera derrota en estas elecciones ha sido para la izquierda. La de toda la vida. La que siempre ha estado ahí. Y la que es necesaria que esté para contribuir al necesario equilibrio democrático institucional. Quizá no vayan a llegar a ser nunca una alternativa de gobierno, pero sí deberán ser la necesaria referencia de clase, la cual se difumina en el resto de partidos.

Definitivamente es necesaria una redefinición de la izquierda en este país. Y debe hacerse superando los clichés estereotipados que encorsetan a los actuales partidos en organizaciones fuera de su tiempo, a pesar de haber dotado de virtualidad a alguno de sus dirigentes en la reciente campaña electoral. Pero los trabajadores deben sentir que existe una fuerza política que vele por sus intereses de manera preferente. Que una política social más cercana no implique el sometimiento a un modelo de diseño que no se aproxime a la realidad. Normalmente las políticas globales de los socialistas en esta materia, aun siendo más positivas para grupos sociales menos beneficiados, no dejan de ser acciones “de marca”, estrategia de guerrilla, para garantizar un puñado de votos.

La izquierda es necesaria en este país. Continúan existiendo notables distinciones y discriminaciones “de clase”, aunque su principal error radica en no reconocer e identificar quiénes forman su grupo potencial de votantes. Cierto es que las estrategias de los dos grandes partidos de bipolarizar el mapa político han dejado indefensa a la izquierda tradicional, que no ha sabido dirigirse a los grupos sociales que podrían verse reflejados en sus programas electorales. Es de desear, solo sea por higiene democrática, que renazca una nueva izquierda capaz de asumir un volumen suficiente de voto propio, que no se deje derivar en el “voto útil”, aunque evite males mayores.

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